miércoles, 11 de febrero de 2009

La rendicion de Breda


Diego de Silva Velázquez, La rendición de Breda, 1634, Museo del Prado

Pintura para decorar el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro de Madrid, y actualmente en el Museo del Prado.

Se hizo para conmemorar la victoria de los cuartos españoles sobre los holandeses en la ciudad de Breda, en 1625.

La composición posee un claro esquema en aspa, en cuyo centro está la llave, símbolo de la victoria. A los lados de los protagonistas, inmersos en una zona de luz y sombra, se sitúan dos grupos que, aún siendo casi del mismo tamaño, transmiten una sensación distinta:

El de la derecha, con las largas picas avanza hacia el centro de la composición con clara sensación de superioridad.

El de la izquierda, representa a los holandeses, donde la impresión de fuerza desaparece.

Ambos grupos sirven de paréntesis a la escena central, cuyo tema se inclina más por el acto de paz que por la propia batalla, que sólo se refleja en el fondo de la composición con la humareda que sobresale.

Destaca el uso del azul en todas sus composiciones; en esta, más intenso en primer plano, y más claro, en el fondo creando un cielo de nubes.

Uno de los valores más destacados de la obra, es la perspectiva aérea: esa impresión de que el aire envuelve a los personajes creando un espacio, aunque su máxima expresión la alcanzará en las obras “Las Meninas” y “Las Hilanderas”.

Por último, hay que hacer referencia a su rica paleta cromática, desde la más densa, mostrada en el capote de ante del personaje holandés que da la espalda, más aguada en el holandés de blanco, chisporroteante en la armadura y banda del personaje español (Spínola) y larga en la grupa del caballo.

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