jueves, 12 de febrero de 2009

Nuestra Señora de la Blanca. Pórtico del Juicio Final, catedral de León, siglo XIII

Escultura de bulto redondo, realizada en mármol.

Pertenece al parteluz de la fachada occidental de la catedral de León, siglo XIII.

La imagen se presenta como madre de la cristiandad, sin la rigidez del Románico, con mucha más humanidad.

Su rostro deja de ser hierático para esbozar una leve sonrisa de bondad y ternura. También el niño aparece mucho más humano, con una sonrisa en la boca y la mano levantada en acto de bendecir y con la bola del mundo en la otra.

Todo el conjunto pierde verticalidad. La Virgen presenta una contraposto que arquea su cuerpo suavemente y hace que los pliegues de su vestido caigan en diagonal. También en estos pliegues se aprecia una evolución con respecto al estilo anterior, dándoles un mayor realismo. Todavía se observan detalles que nos recuerdan que la imagen es de un gótico incipiente, como los ojos almendrados del niño.

En definitiva, La Virgen Blanca de León significa una etapa importante en este proceso humanizador que arranca en el último Románico y desemboca en el Renacimiento y que afecta tanto a la arquitectura, como a la escultura y la pintura: los dioses, sin dejar de serlo, se acercan a la naturaleza humana para ser mejor comprendidos.

La escultura pertenece a La Puerta de la Virgen Blanca, también denominada del Juicio Final, presenta dos vanos, con una imagen de la Virgen en su parteluz que sustituye al “Cristo Majestad”

El tímpano presenta la escena del Juicio Final, presidido por “Cristo Juez”, imágenes de San Juan Bautista, ángeles con los símbolos de la pasión, San Miguel pesando las almas y otros temas evangélicos.

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