miércoles, 11 de febrero de 2009

Los fusilamientos del 3 de mayo


Los fusilamientos del 3 de mayo,

1814,

Museo del Prado

La composición presenta la escena por la noche; el pelotón francés de fusilamiento, de espaldas, alineados, con la pierna derecha hacia atrás, con clara intención de descarga.

Al fondo, un cielo negro se eleva sobre la ciudad en trágica procesión de los condenados.

Por delante del pelotón francés, en el suelo, sitúa el artista un gran farol que ilumina la escena, pero que enfoca principalmente al personaje que levanta los brazos, como si estuviese rezando una última plegaria. En la izquierda, el resto del grupo de españoles; uno se cubre el rostro, otro se muerde aterrorizado los nudillos…

Otros personajes de la composición son el fraile, junto al grupo de la izquierda, inclinado, como en posición de rezar. Y detrás del grupo, en la sombra, la figura de una mujer sentada con un niño en los brazos.

En cuanto a la interpretación, el personaje principal, levanta las manos en alusión a Cristo (Goya pinta al antagonista del Anticristo francés); su muerte dará lugar a la libertad del pueblo español.

La gama de rojos, amarillos y ocres, realzan en una gama de colores fríos la figura del protagonista, la cual irradia luz, colores cálidos y el blanco inmaculado que simboliza la pureza del pueblo.

La luz subraya el horror de lo que está sucediendo y parece salir de la camisa del protagonista, aunque realmente llega desde el farol situado en el suelo.

Para esa técnica lumínica, el artista utiliza manchas de color con una simbología de “escalofriante pasión”.

En conclusión, el cuadro, marca un claro expresionismo, en el que todos los miedos, tanto físicos como espirituales, muestran a la vez la esperanza en Dios y en la Historia, convirtiendo en símbolos los rostros y gestos de estos hombres.

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